Obviamente, esto depende de la empresa, el público, el mensaje deseado y el diseño del logo: la efectividad del logo puede ser bastante subjetiva y variable en diferentes partes de la industria o negocio.
Sin embargo, hay cuatro objetivos generales a los que debes aspirar al crear un logo:
Debe ser apropiado para el público.
Los mejores logos no son los más llamativos, sino aquellos que están en sintonía con su público objetivo. Los logos no solo representan a tu empresa, sino también a las personas con las que te comunicas.
Por ejemplo, no usarías colores brillantes y llamativos (amarillo brillante) para una funeraria, de la misma manera que no usarías grises deprimentes para un organizador de fiestas infantiles.
Debería ser fácil de leer.
Esto es particularmente cierto para los logos de marca denominativa (logos que consisten solo en texto) pero se aplica a todos los estilos de diseño.
Si tu público objetivo se ve obligado a descifrar lo que significa tu logo, éste no tendrá ninguna relevancia. Asegúrate de que tu logo se pueda entender fácilmente con solo un vistazo.
Debería ser diferente.
Siempre es un buen punto de partida inspirarse de las tendencias de la industria, pero recuerda que el objetivo de un logo es diferenciar tu marca de la competencia.
Diferente = memorable, y eso es lo que les recordará a los clientes por qué tu marca es la única en la industria a la que deberían ser leales.
Debería poder adaptarse.
Mencionamos esto anteriormente, pero es lo suficientemente importante como para explicarlo otra vez.
Tu logo se colocará de manera visible en varios medios y tamaños. Debido a esto, los mejores logos son aquellos que son versátiles, que se pueden adaptar fácilmente a cualquier necesidad de branding que tengas.